jueves, 28 de mayo de 2009

Matando los segundos


Se levantó, le dolía la cabeza, mucho. Como siempre. Se balanceó hasta acabar sentado con cierta verticalidad. Lo vio, estaban allí observándole. Como siempre. No lo soportaba. Por fin tuvo el coraje suficiente para sacar de la mesita un revolver y pegarle un tiro. Adiós al despertador. Adiós al tiempo. Como siempre.

1 comentario: